En los últimos años, la capital vive en constante cambio en el
modus vivendis, casas constructoras e inmobiliarias se han adueñado de los pocos
espacios de la ciudad para convertirlos
en viviendas. El ritmo de crecimiento es tal que a la par el precio por metro
cuadrado en las áreas urbanas de Lima ha
escalado a nivel sin precedentes.
Una data reciente del Banco Central de Reserva, publicó una
información detallando que en los últimos siete años, el precio ascendió a un
251%. Si observamos los proyectos a largo plazo involucra riesgos
desde su planificación hasta después de la construcción.
En su mayoría los condominios residenciales presenta una mayor
exposición de riesgos, ya que sus habitantes están hacinados en sus hogares gran
parte de su tiempo. Muchos de estos trabajos tienen un historial de
reclamaciones rigurosas. En ocasiones los responsables de la obra se
encuentran con bajo capital a la hora de
construir y sienten la necesidad de cortar las esquinas por ahorrar costos o
usan materiales de ínfimo calidad.
Cuando la construcción culmina, algunos desarrolladores tiende a
desparecer lo más rápido y cuando los problemas sale a la superficie, los
propietarios alzan su voz de protesta sin ser escuchados. Problemas como mala
conexión de servicios portables o eléctricos, rajaduras de paredes, entre otros
desperfectos salen a la vista durante el periodo de convivencia.
Los proyectos de vivienda son claramente de alto riesgo. Cuando
algo va mal en la construcción, el defecto es probable que se replique a lo
largo de todas las unidades de viviendas. Como resultado, hay varios reclamantes
involucrados, con daños agregados en el condominio.
Sabiendo que los proyectos de condominio son posibles campos
minados de la responsabilidad, lo mejor es desarrollar una gestión de riesgo,
crear estrategias para minimizar su exposición a través de medidas de prevención
de pérdida y garantías contractuales con el fin de minimizar las reclamaciones y
daños futuros.
Por otro lado, si el ingeniero o arquitecto del proyecto no está
cómodo con ello, ni con el cliente, lo correcto es dejarlo pasar. Puesto que se
debe estar familiarizado con el cliente y propietario del proyecto. Además
contar con la experiencia necesaria en el rubro para desarrollar el mismo. A su
vez deben asegurarse que existe un fondo de contingencia adecuado para el
proyecto a desarrollarse para remediar los problemas que se
presenten.
Sin embargo, aun con las medidas de protección cuidadosamente
escogidas y los términos de contrato beneficiando a ambas partes, deben
reconocer que los proyectos de construcción representan un alto riesgo para la
empresa.
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