martes, 3 de junio de 2014

Para no derrumbarse, inmobiliarias.

En los últimos años, la capital vive en constante cambio en el modus vivendis, casas constructoras e inmobiliarias se han adueñado de los pocos espacios de la ciudad para  convertirlos en viviendas. El ritmo de crecimiento es tal que a la par el precio por metro cuadrado  en las áreas urbanas de Lima ha escalado a nivel sin precedentes.
Una data reciente del Banco Central de Reserva, publicó una información detallando que en los últimos siete años, el precio ascendió a un 251%.  Si observamos  los proyectos a largo plazo involucra riesgos desde su planificación hasta después de la construcción.
En su mayoría los condominios residenciales presenta una mayor exposición de riesgos, ya que sus habitantes están hacinados en sus hogares gran parte de su tiempo. Muchos de estos trabajos tienen un historial de reclamaciones rigurosas. En ocasiones los responsables de la obra se encuentran  con bajo capital a la hora de construir y sienten la necesidad de cortar las esquinas por ahorrar costos o usan materiales de ínfimo calidad.
Cuando la construcción culmina, algunos desarrolladores tiende a desparecer lo más rápido y cuando los problemas sale a la superficie, los propietarios alzan su voz de protesta sin ser escuchados. Problemas como mala conexión de servicios portables o eléctricos, rajaduras de paredes, entre otros desperfectos salen a la vista durante el periodo de convivencia.
Los proyectos de vivienda son claramente de alto riesgo. Cuando algo va mal en la construcción, el defecto es probable que se replique a lo largo de todas las unidades de viviendas. Como resultado, hay varios reclamantes involucrados, con daños agregados en el condominio.
Sabiendo que los proyectos de condominio son posibles campos minados de la responsabilidad, lo mejor es desarrollar una gestión de riesgo, crear estrategias para minimizar su exposición a través de medidas de prevención de pérdida y garantías contractuales con el fin de minimizar las reclamaciones y daños futuros.
Por otro lado, si el ingeniero o arquitecto del proyecto no está cómodo con ello, ni con el cliente, lo correcto es dejarlo pasar. Puesto que se debe estar familiarizado con el cliente y propietario del proyecto. Además contar con la experiencia necesaria en el rubro para desarrollar el mismo. A su vez deben asegurarse que existe un fondo de contingencia adecuado para el proyecto a desarrollarse para remediar los problemas que se presenten.

Sin embargo, aun con las medidas de protección cuidadosamente escogidas y los términos de contrato beneficiando a ambas partes, deben reconocer que los proyectos de construcción representan un alto riesgo para la empresa. 

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