El arte de provisionar, es reconocer rápidamente no solo su
deterioro tal cual, sino el que tiene alta probabilidad de producirse en un
corto o mediano plazo. A nivel micro es sumamente importante, ahora imagínese
cuán importante es a nivel macro.
Imaginemos lo que sucede en crisis sistémica, desde el punto
de vista de los sistemas bancarios en un determinado país.
Una organización puede pasar una situación de crisis, eso
hace que se registre provisiones crediticias considerables, cuyo impacto a
futuro no sea muy grave y pueda soportar al menos ese año, quizás obteniendo
menos utilidades que los años anteriores. Y que además debe velar por el
crecimiento económico y su estabilización, por esa razón no le conviene
mantener esa pequeña crisis, sin embargo no toma una medida preventiva y decide
que se mejore solo durante el pasar del tiempo.
Llega el siguiente año, y ven que la situación empeora
cayendo tal vez en pérdidas, como medida desesperada desaprueba créditos y los
recorta en clientes que no lo ameritan. Subestimando el riesgo puede que sea el
peor año. Ahora imagen que esto lo adopten toda una cadena organizacional de
forma simultánea.
En un inicio se observa la incredulidad de la realidad, y
reacciones desmedidas después en lo que respecta al recorte de créditos a los
clientes, sin que necesariamente las pérdidas ya previsibles estén
suficientemente reconocidas, lo que garantiza una prolongación de la parálisis
crediticia.
Tradicionalmente, los reguladores financieros imponían que
se hicieran provisiones sobre aquellos créditos donde se tenía dudas de que se
iba a recuperar todo lo adeudado. Se usaba el término de “créditos dudosos”,
que todavía se mantiene. Muchas veces los bancos tardan en hacer las provisiones, esperando a que
hubiera atrasos de pago bastante largos para ello. El resultado era que en caso
de deterioro considerable de la cartera.
En efecto las medidas a tomar es sin duda, reconocer
rápidamente el deterioro de los activos crediticios mediante provisiones que
sean realistas, es no sólo una buena medida de gestión a nivel de cada entidad
financiera sino de todo el sistema financiero; es algo que las autoridades
financieras, reguladoras y supervisoras deben impulsar de manera decidida, para
que las economías tengan mayores chances de recuperarse rápidamente.
Más vale anticiparse a los riesgos con reglas simples
estando algo sobre-provisionados, que caer en la insuficiencia de provisiones,
pues se evita malas sorpresas.
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