martes, 15 de julio de 2014

Gestión de riesgo crediticio: Estar bien protegido.

Seguramente al hablar de riesgo de crédito, se piensa que es uno de los universalmente más conocidos de los riesgos financieros. En primera instancia, el riesgo que se puede correr es que uno como empresa no sea pagado por su deudor. Sentir que la entidad financiera que nos facilita un préstamo se toma el riesgo que no le paguemos nuestras cuotas.

Hay una definición del riesgo de crédito acuñada en una norma por la SBS, y es “La posibilidad de pérdidas por la incapacidad o falta de voluntad de los deudores, contrapartes, o terceros obligados, para cumplir sus obligaciones contractuales registradas dentro o fuera del balance”.


Ello nos hace ver que no necesariamente el riesgo de crediticio no solo tiene que ver con los créditos, puede tratarse de inversiones, ya sean los bonos que emiten empresas privadas y el Estado. U  obligaciones “contingentes”, es decir, las deudas que dependen de la realización de un hecho u obra. Se trata de las finanzas emitidas por los bancos (el banco tiene el riesgo de que el deudor principal no pague o no cumpla con alguna otra obligación, como la de construir bien una obra, y si no lo hace, tendrá que pagar y, además, tratar de recuperar el pago que hizo con ese deudor).

Pero qué hacer o cómo afrontar este riesgo. Conociendo que la gestión de riesgo crediticio es la que en estos años se ha ignorado más en cuanto a sus principios básicos. He aquí un pequeño listado para mitigarlos y estar bien protegidos.

  •  Adecuado entorno organizacional y gobierno corporativo: desde la ata dirección se debe estar interesado en la correcta gestión de riesgo de crédito, lo que implica el involucramiento del resto del personal y los medios apropiados para llegar a la meta y cumplir la misión.
  •  Aplicar estrategias crediticias: Cuando todos en la empresa están direccionados correctamente, los riesgos de malas sorpresas son mucho menores. Ello incluye tenerlas no sólo para el riesgo de contraparte sino para el riesgo país. Tener mucho cuidado con los diferentes tipos de concentraciones individuales y de cartera (sectoriales, geográficas, etc.).
  •   No solo basta con poder pagar, sino querer pagar: la capacidad de pago de un cliente debe evaluarse de forma real, sin sobrevalorar los ingresos de éste ni subestimar los potenciales riesgos para esa capacidad de pago. Hoy en día la central de riesgo es útil, pero no basta. Importante tener presente que existe deudores con malos antecedentes crediticios o de comportamiento y que no necesariamente aparecen en las centrales.
  • Cuidado con los desembolsos: frecuentemente las aprobaciones crediticias se da luego de unas de exámenes y condiciones para posteriormente desembolsar. Como una serie de verificaciones sobre un nuevo cliente, o documentarias sobre la operación, o la realización de ciertas condiciones “precedentes”, o la toma efectiva de ciertas garantías (como las hipotecas, por ejemplo), cuando se ha decidido pedirlas. Esas condiciones son lo que se llama “mitigantes del riesgo”.
  •  Correcto seguimiento del riesgo: no basta conformarse con una buena aprobación crediticia y un buen control de los desembolsos. No solo se debe seguir la calidad crediticia del deudor, sino la de los accionistas del deudor si se trata de empresas, así como la de sus clientes y proveedores, y sin olvidar el seguimiento de la situación de los segmentos económicos en los que operan.
  • Buena gestión del riesgo operacional y un buen dispositivo de control interno permanente: aspecto olvidado en muchas organizaciones, si no se gestiona bien el riesgo operacional, las pérdidas crediticias pueden verse maximizadas.  Y pocas cosas ayudan tanto a una buena gestión del riesgo operacional como un buen dispositivo de control interno permanente, no confundir con las auditorías y acciones de control a posteriori, sino procedimientos de doble validación en las diferentes etapas del proceso crediticio, o como controles jerárquicos frecuentes, pero que permiten impedir que situaciones indeseables se salgan de control.

    Ser consciente de todos los factores de riesgo, no se pueden evitar completamente, podemos  tomar medidas de mitigación adecuadas y desarrollar incluso políticas comerciales más agresivas que incluyen el aprovechamiento de los períodos de turbulencia, guardando un máximo de factores bajo control.

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